Es sabido que el filósofo griego se casó con una mujer irascible llamada Xantipa, y él evitaba discutir con ella. En cierta ocasión, la esposa estaba tan descontrolada, que se desbordó en improperios y luego le arrojó una palangana llena de agua. Él tomó las cosas con calma y dijo a los que allí estaban: "No os sorprenda que tras los truenos venga la lluvia".
Se dice que Sócrates iba a veces al mercado de Atenas, miraba todo con atención y se iba sin comprar nada. Cuando le preguntaban la razón de su actuar decía: "Me encanta ver tantas cosas que no necesito para ser feliz".
Se sabe que un rico comerciante quiso que Sócrates educara a su hijo y, al conocer los honorarios, dijo: "Con esa cantidad podría comprar un burro", a lo que el filósofo replicó: "hacedlo y habrá dos asnos en la casa".

